Como viajar a la oscuridad

(Publicado en la revista Nexe, tercer trimestre del 2007)

Quien más, quien menos, todos sentimos alguna atracción por los lugares oscuros y esto, en cierta medida, nos convierte en viajeros oscuros. La cuestión no es tanto si realmente lo somos o no, sino saber en qué grado lo somos: todos somos viajeros oscuros.

Cada día, en la lista de los programas más visto en la televisión aparecen programas como ‘Gente’, que dedican mucho de su tiempo a la crónica de sucesos: crímenes, asesinatos... Los medios de comunicación dan mucha cancha al morbo y la gente lo consume en masa. A raíz de este enseñarlo al público, algunos de los sitios en los que han sucedido hechos lamentables se han convertido en atracciones turísticas.
Así, ¿quién no ha visitado alguna vez un cementerio o el lugar en el que murió alguna persona famosa? O, por ejemplo, si alguien ha ido a Nueva York después del 11-S, seguramente ha visitado la ‘Zona Cero’. Son lugares que ya generan atracción por si mismos, por la desgracia, y que simultáneamente también son promocionados como lugares turísticos.

Disciplina universitaria
En 1996, dos investigadores de la Universidad de Central Lancashire (Reino Unido) se fijaron en estos movimientos turísticos y los introdujeron en el mundo académico bajo el nombre de ‘Dark Tourism’ (Turismo oscuro, TO).
Los profesores analizaron la atracción que han tenido y tienen los lugares relacionados con la muerte; la promoción de los propios sitios para atraer visitantes (y para aumentar los ingresos) y, finalmente, las motivaciones de las personas que van.
Desde que existen registros escritos, se sabe que existe un TO. Durante el Imperio Romano, la gente iba al circo para ver morir a los gladiadores. Más tarde, con la llegada del cristianismo, muchas personas recorrían largas distancias para visitar tumbas de santos o sus reliquias. En la Edad Media, las plazas en las que se celebraban ejecuciones y ahorcamientos públicos estaban muy concurridas. Históricamente, lo macabro siempre ha tenido audiencia.
En la actualidad, visitamos con mucha frecuencia, tal vez sin darnos cuenta, lugares relacionados con la muerte y los desastres. Algunos ejemplos: en París, el cementerio de Père Lachaise; en Londres, la Abadía de Westminster, llena de tumbas; en Egipto, las pirámides; en Italia, Pompeya; en la India, el Taj Majal...

Moralidad
Esta motivación del viajero, ¿es buena o mala?
Según la Universidad, el TO tiene dos vertientes muy claras y entre ellas, un montón de matices. La parte más positiva de los lugares oscuros suele prevalecer, en tanto que muchos lugares relacionados con la tragedia tienen valores educativos: ejemplos de afán de recuperación o de recuerdo de la barbarie humana.
Pero en el otro extremo está el voyeurismo, cuando las personas quieren ver o recordar el sufrimiento humano, buscan lo morboso. Ejemplos de esta ambivalencia son los campos de concentración nazis, que quedan como recuerdo de unos hechos que nunca más se han de repetir, pero que reciben visitas periódicas de grupos neonazis.
En todo caso, en Central Lancashire lo conectan todo con el lado oscuro de la naturaleza humana. Sea como sea, mientras no estemos en el lado más oscuro del turismo oscuro, no nos tenemos que preocupar, aunque se hagan expresamente desplazamientos para ver sitios oscuros. (Por ejemplo, si alguien ha pensado en ir a Japón, seguro que se plantea visitar Hiroshima por poco que pueda)

Si queremos saber cuál es nuestro nivel de oscuridad como viajeros, la guía ‘Lonely Planet Bluelist 2007’ (post anterior) ha clasificado los turistas oscuros de menos a más:
  • Viajero opaco. Visita ocasionalmente lugares relacionados con la muerte, como las pirámides de Giza.
  • Viajero oscuro. Va a sitios que recrean la muerte o la destrucción, como la reconstrucción de una batalla.
  • Viajero oscuro empedernido. Visita monumentos a la muerte, como prisiones y cementerios.
  • Viajero muy oscuro. Viaja con respeto a lugares reales de muerte, como campos de concentración. Es el último nivel aceptable.
  • Viajero demasiado oscuro. Visita para ver morir o sufrir: ahorcamientos, lapidaciones, lugares que han sufrido una catástrofe y que no se han recuperado aún.
Más información: http://www.dark-tourism.org.uk

(Fotografía de Ramon Curto. Cementerio de Père Lachaise, París)

2 comentarios :

  1. Muy bueno el artículo sobre el turismo oscuro!!!

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  2. Me pido empedernidooooo!!! Molt maco el Père-Lachaise, i molt curiosa la tomba del Jim Morrisson. Encara em pregunto com el van ficar, perquè em sembla que no hi cap ni de peu.

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