Viajar sin viajar, escribir sin ir

Dos amigos (gracias Charlie & Daniel) envían a Nautilia la noticia de que un -¿ex?- redactor de las guías Lonely Planet, llamado Thomas Kohnstamm (web personal), ha confesado que redactaba guías de sitios en los que no había estado. Dice que "no le pagaban lo suficiente" y que por eso había llegado a escribir una guía sobre Colombia desde San Francisco (EEUU). Y que, como recoge la BBC, en otros casos -colaboró en 12 títulos-, "se inventó parte de lo que escribió, copió información de otras publicaciones y vendió drogas para compensar su bajo salario".

Lonely Planet (LP) es una referencia en el mundo de las guías de viaje. En el 2006, aseguraron que "cada cinco segundos" vendían una guía en algún lugar del mundo, lo que da una idea de la importancia de la marca. Precisamente, lo que da más confianza a los compradores de una guía LP era que había un equipo de escritores e investigadores sobre el terreno, que comprobaba cada cierto tiempo los datos: transportes, hoteles, restaurantes, atracciones.

Aunque una guía puede no ser una 'biblia' que haya que seguir a pies juntillas, sí que tiene que ser fiable ('reliable', que dirían los editores de LP en inglés). Es decir, se espera que haya un control de calidad detrás. Pero también, como todo el mundo recordará, hay innumerables casos de controladores burlados. Casi siempre, como en este caso, por confianza en el currículum del ponente. Un ejemplo, en el ámbito académico, son las estupendas imposturas de Alan Sokal. O, más burdamente, los plagios literarios, como el ya mítico de Ana Rosa Quintana.

El caso no es raro, todo sea dicho, y seguramente, en el fondo, no habrá sorprendido demasiado. Hace unos años, unas personas que trabajaban en una revistas de viajes -sin más precisiones- explicaron a Nautilia que para redactar algunos artículos, los jefes les daban dinero para que fueran alguna librería a comprar unas cuantas guías de las que sacar, copiar o intertextualizar el material para el artículo. Pero que Lonely Planet lo haga es otro nivel.

La persona que ha hecho las declaraciones está promocionando un libro, titulado 'Do Travel Writers Go to Hell?', que, gracias a la repercusión que han tenido, seguro que tendrá buenas ventas. Seguramente, el trasfondo que acaba revelando todo esto es que escribir para una guía de viaje no es el mejor trabajo posible: muchas cosas que ver y visitar en poco tiempo y con un presupesto limitado (excepto, tal vez, los inspectores de las guías rojas Michelin). Aunque para algunos pueda ser el trabajo ideal.

Si consideramos redactar una guía un tipo de periodismo, seguramente, en alguna medida, podemos extender la idea generalizada de que el periodismo de viajes puede ser uno de los más 'corruptos' o 'corruptibles' de entre todos. De hecho, muchos suplementos y revistas de viajes no son más que alabanzas a los regalos que los entes turísticos les han hecho. Es muy difícil encontrar cosas críticas o puntos negativos en muchos reportajes. (Discupas por el excurso de este párrafo).

Dicho todo esto, Nautilia cree que las guías Lonely Planet son buenas y que, en general, la editorial hace un buen trabajo, como seguramente también hacen la mayoría de los redactores. Seguramente, la liebre levantada por Kohnstamm sea una losa para LP, pero estas guías suelen ser una buena elección. Sin embargo, como colección de guías en global, Nautilia nunca escogerá solamente una LP. Como en las noticias, en los viajes también es bueno contrastar: con otras guías (Rough Guides, Michelin, TimeOut...) y con internet.

3 comentarios :

  1. Yo iría aún más lejos, incluso patentando recomendaciones. Hay restaurantes de dudosa reputación que son recomendados por varias guías diferentes. O unos y otros se siguen/copian o hay gente que paga por aparecer. En cambio hay otros muy buenos y relativamente cercanos que ni siquiera aparecen. Rue Ste. Anne de París, muchísimos restaurantes japoneses y casi siempre recomiendan uno, que es grande y hay gente, pero la gente de allí acaba en ese porque el bueno de verdad, a 20 metros, tiene 5 mesas y nunca hay sitio. Y no aparece recomendado.
    Entiendo que el periodismo es algo más que ir donde te lleva la corriente, sino ir de donde sale la corriente.

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  2. Andreu, tienes toda la razón. Nunca se conocen del todo los intereses que motivan una elección u otra en una guía, aunque digan que viajan de incógnito y que no aceptan regalos.

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  3. Apreciados:

    También hay un fenómeno económico-social detrás:

    Si 'a' es bueno (mejor que 'b') y lo recomiendo, suele pasar que 'a' empeora (peor trato por mayor número de gente, etc.). Así, sin descartar las copias ni, sobretodo, los intereses existentes... una recomendación popular (hecha por un sitio popular) frecuentemente provoca un empeoramiento del lugar recomendado.

    Por eso, lo realmente bueno, ese sitio-santuario pleno de virtudes (ya sea restaurante, playa, tienda, fiesta, etc.) debe ser conocido sólo por "los iniciados".

    Es un fenómeno muy evidente en las fiestas y celebraciones gratuito populares. Si son anunciadas en determinada prensa (jeje), viene tal cantidad de gente que impide el disfrute.

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