La crisis ha llegado al mundo de los viajes. Pero más allá de las estadísticas de cifras decrecientes de turistas y de ingresos, lo que puede suceder es que usted quiera irse de vacaciones a un lugar exótico pero no le llegue el dinero. Es ahí cuando las 'falsaciones' llegan para salvarnos. La palabra, traducida del inglés 'fakecation' y que lleva un tiempo circulando, la ha consolidado la web mint.com (vía Digg), una página de EEUU para gestionar online la economía familiar.
La primera entrada de Nautilia se titulaba 'Cómo viajar sin viajar' y se refería a los sistemas que existían para hacer creer que se habían hecho unas vacaciones sin haberlas hecho en realidad. La idea tras el concepto 'falsaciones' en principio sí que implica movimiento. Consiste en encontrar cerca sucedáneos de exotismos lejanos, que pueden darnos la sensación de haber ido/sido transportados a un sitio mucho más distante.
En EEUU, hay muchas más posibilidades de hacer esto sin salir del país. A este lado del Atlántico es más complicado.
El artículo de mint.com propone, por ejemplo:
Si quieres ir a España, engáñate a ti mismo en St Augustine, Florida. Fue la primera colonia española en la zona y en la actualidad es la ciudad más antigua de EEUU. St Augustine conserva muchos edificios coloniales españoles y, según mint.com, "los balcones de las estrechas calles de la parte vieja tienen un sabor a Barcelona". También hay tabernas con música española y sangría, playas y cultivos de naranjas.
En esta línea, el falso París sería Québec City (hablan francés, hay bistrós); el falso Japón sería Hawái (hay muchos emigrantes japoneses que han añadido palabras al hawaiano, han mantenido festivales y han construido templos) y la falsa vuelta al mundo se puede dar en Las Vegas (hoteles que representan Venecia, París, Montecarlo, Egipto, Nueva York...)
La ventaja europea es que en la distancia como la que en EEUU se necesita para hacer esas 'fakecations', aquí se puede llegar a un París real, a una Venecia real, a una Barcelona real... Pero eso no ha de desanimarnos. Es sencillo ir a China sin ir, paseándose por algunas chinatowns emergentes en muchas ciudades. O hacer un especie de travesía 'ruta 66' por los Monegros. O se pueden sustituir las olas de Hawái o de Australia por las de Tarifa o el Cantábrico. O podemos sentirnos alemanes en Mallorca. O tener un toque British en Gibraltar.
Para ir un poco más allá y para los que no quieran ni siquiera moverse, hay los que recrean las vacaciones en su casa. Las staycations (quedociones) implican hacer turismo local. Pero un artículo de The Wall Street Journal habla de gente que mezcla staycations y fakecations (quedociones y falsaciones): un señor que adapta su casa como un hotel, con jaboncitos, señales de 'no molestar', una nevera con minibar y una Biblia en la mesilla. O una familia que ha acampado en el comedor. O una mujer a la que no le llegaba para ir a Japón y decidió hacer las vacaciones japonesas en Nueva York: "compraba sopa de miso [...], participó en una ceremonia del té en el Urasenke Chanoyu Center del Upper East Side, vió un concierto de tambores taiko, leyó diarios japoneses y por la tarde veía culebrones japoneses en dvd."
La crisis estimula la imaginación.
En la foto: Japón es un lugar ideal para hacer fake-cations: puedes ir a España en parque España, a Holanda, a Venecia...
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