¡A la caza del tesoro!

Mucha gente ha dedicado su vida a buscar tesoros. Hay muchos mapas del tesoro y muchos tipos de tesoros. Algunos están ocultos en tumbas igualmente ocultas (faraones, Alejandro Magno...), otros están en lugares desconocidos y corresponden a referencias míticas y, tal vez, irreales (el tesoro de los Templarios, el Arca de la Alianza...), otros están en el fondo del mar (tantos barcos...) y algunos más son ciudades-tesoro en sí (El Dorado...).

Hoy en día, hay una forma sencilla y lúdica de buscar, y tal vez encontrar, tesoros. Se trata del geocaching, un 'tesoro' oculto a cuya localización -coordenadas geográficas- hay que llegar gracias a un dispositivo GPS. Para ser cazadores de tesoros -en solitario, en grupo o en familia- hay que empezar por consultar y registrarse la página web oficial (y su versión en castellano), que centraliza la información.

El tesoro más sencillo de hallar es el del que se proporcionan directamente las coordenadas. Pero para llegar a otros, hay que superar algunas pruebas, que permiten ir deduciendo las coordenadas finales (escondites de deducción), o pasar por algunos lugares antes de los que obtienen partes que han de permitir conseguir el tesoro final (multiescondites). Aquí se describen los diferentes tipos de geocachés.

Hay tesoros ocultos en todo el mundo, casi 370.000, según la web oficial. En Barcelona, por ejemplo, hay algunos en Montjuïc o en el Park Güell. Y hay gente que cuando va de viaje, busca tesoros geocached en los lugares de destino. Así se suelen descubrir sitios que seguramente a los que, de otra manera, no se iría. Los tesoros están clasificados del 1 al 5 según la dificultad para encontrarlos y la dificultad para acceder a él.

Los tesoros no tienen tanto valor material como lúdico. Los 'cofres' del tesoro han de contener, como mínimo, una libreta, a modo de cuaderno de bitácora, en la que los han encontrado el tesoro dejan constancia. Además, pueden contener objetos, que se pueden intercambiar (dejo uno-cojo uno). Y también puede haber travel bugs (bichos viajeros), que son objetos que quieren viajar lo máximo posible, de tesoro en tesoro. Tanto del registro de hallazgo como de los movimientos de los travel bugs hay que dejar constancia en la web.

El movimento nació en el 2000, cuando un chico estadounidense escondió una caja en Oregón y puso en internet las pistas para encontrarla. Al cabo de poco tiempo, esta idea tuvo muchos seguidores y se popularizó rápidamente. Es una gran idea para viajar raro y, en muchas ocasiones, para entrar en contacto con la naturaleza, ya que los mejores encondrijos suelen estar en bosques, montañas... Además, cualquiera puede crear un tesoro para que otros lo busquen. Por cierto, que los creadores son responsables también de velar por la salud del tesoro y que no sea destruido o robado.

Fotografía de la Wikipedia

5 comentarios :

  1. Magnífica entrada y no menos acertado comentario previo.

    ¡¡¡ Corro a apuntarme y ver qué puedo descubrir por ahí !!!

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  2. Avui hi ha un extens article sobre el tema, a les pàgines "salmó" de La Vanguardia

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  3. Hace tiempo encontré una página web que en vez de "cazar" cosas tangibles,lo que se caza son puntos imaginarios en la tierra. La web se llama http://confluence.org/ está en inglés y es bastante intuitiva su navegación. Es necesario tener gps (y una cámara de fotos) para demostrar que lo que se ha cazado es correcto. No os cuento más para que así lo veáis vosotros mismos.

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  4. Gracias por la referencia. Había oído hablar de Confluence. Recoge las imágenes de personas que intentan fotografiar cruces exactos de meridianos y paralelos (sin decimales). Una buena forma de viaje raro, en la línea de los viajes experimentales.

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